Chile tiene uno de los mayores potenciales para la producción de energía renovable en el mundo. Con una longitud de más de 4.200 km de norte a sur, lo que significa que podría extenderse desde el norte de Escandinavia hasta el norte de África, se encuentra entre el Océano Pacífico y la cordillera de los Andes. De acuerdo con el BNEF Climate 2018 Scope, Chile se ubicó en el primer lugar como el país más atractivo para la inversión en energías limpias (de un total de 103 mercados emergentes).
La historia
Por: Hans Kulenkampff* y Erwin Plett**
Fue en 1883 cuando la llamada “Guerra del Pacífico” terminó con la victoria de Chile sobre Perú y Bolivia, anexándose la región de Tarapacá y Antofagasta a territorio chileno.
En aquél tiempo la razón de una guerra en el desierto más árido del mundo, fue el oro, pero no cualquiera, era el “oro blanco”: el salitre.
Con el apoyo del Imperio Británico, Chile se convirtió en el mayor exportador mundial de salitre o nitrato de sodio, un fertilizante natural que, también mezclado con un agente reductor, se usa para fabricar pólvora. Nuestro país tuvo el monopolio por casi cuatro décadas. Esta riqueza le permitió crear nuevos negocios, construir ciudades, atraer inversiones de todo el mundo, el crecimiento de una sociedad más refinada que le dio un esplendor al país y lo ubicó en el mapa mundial.
La historia no solo involucra a británicos, también a alemanes, suizos, entre tantos otros que llegaron a esta tierra árida en busca de riqueza. Hubo uno en particular, el alemán Henry B. Sloman (1848 – 1931), hombre de negocios que emigró a Chile buscando un mejor futuro, y finalmente logró construir su propia empresa de salitre en Tocopilla.
Tuvo éxito, pues regresó a Hamburgo en 1889 transformado en un hombre de fortuna, hasta llegar en 1912 a ser uno de los más ricos ciudadanos de dicha ciudad.
Para honrar su fortuna, Sloman encargó en 1924 la construcción del “Chilehaus”, un edificio de oficinas de diez pisos en Hamburgo, y que hoy en día es Patrimonio de la Humanidad de UNESCO.
Las exportaciones de salitre impulsaron la economía chilena de una manera sin precedentes. Sin embargo, a partir de 1904, Fritz Haber de la Hochschule Karlsruhe (hoy KIT, Karlsruhe Institute of Technology) fue capaz de sintetizar directamente amoniaco a partir de hidrógeno y nitrógeno. Más adelante, entre 1910 y 1913, Carl Bosch de la empresa BASF en Ludwigshafen, al lado del Rhin, industrializó este proceso. Por primera vez en la historia, fue posible fijar el nitrógeno en una molécula de amoniaco estable, lo que les significó que posteriormente el Premio Nobel de Química. Haber y Bosch fueron capaces de producir salitre sintético y con ello el tan preciado “oro blanco” en el norte del país, perdió la batalla y el desarrollo de casi cuatro décadas, se transformó en pobreza, quedando solo el recuerdo de aquéllos tiempos gloriosos.
Poniendo en contexto histórico, en el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, esta nueva tecnología creada por Haber y Bosch sería crucial para los alemanes en sus intenciones bélicas. El Imperio Británico, que había apoyado a Chile en la Guerra del Pacífico, bloqueó la importación alemana de salitre, poniendo en peligro la agricultura y la fabricación de pólvora en Alemania. Y esta crisis requirió ser resuelta gracias a la innovación y tecnología, lográndose un acuerdo entre el gobierno germano y su industria química que, en gran medida, subvencionó nuevas instalaciones de producción de amoniaco y salitre sintético (“Salpeterversprechen“). Alemania y sus aliados pudieron así producir explosivos y fertilizantes sin tener que depender de las importaciones de salitre desde Chile que además eran bloqueadas por los británicos.
Con la disponibilidad de este nuevo salitre sintético, y la falta de innovación de los productores en Chile, era sólo cuestión de tiempo para que el monopolio se derrumbara. Esto ocurrió durante la “Gran Depresión”, entre 1929 y 1932. La caída de la demanda de salitre y el aumento de la de urea mató a la industria.
El país no usó el beneficio del “oro blanco” para diversificarse, para generar investigación y desarrollo, y ese error hizo quebrar a la economía chilena.
La historia de la reivindicación
Casi 100 años después, el mismo proceso químico que sacó a Chile del negocio de los fertilizantes puede llevarlo a un gran regreso a la escena mundial. Sólo que esta vez, el desarrollo se basará en tecnología, energía renovable limpia e hidrógeno verde: ¡Bienvenidos a la mayor historia de reivindicación de la economía chilena!
Chile tiene uno de los mayores potenciales para la producción de energía renovable en el mundo. Con una longitud de más de 4.200 km de norte a sur, lo que significa que podría extenderse desde el norte de Escandinavia hasta el norte de África, se encuentra entre el Océano Pacífico y la cordillera de los Andes. De acuerdo con el BNEF Climate 2018 Scope, Chile se ubicó en el primer lugar como el país más atractivo para la inversión en energías limpias (de un total de 103 mercados emergentes). El país posee un potencial de entre 1.380 GW y 1.860 GW de generación de energías renovables: solar fotovoltaica, solar térmica de concentración y eólica. Esto equivale a cerca de 70 veces la potencia eléctrica instalada actualmente en Chile. Esto llevó al Consejo Mundial de la Energía de Alemania (Weltenergierat – Deutschland e.V.) a nombrar al país como el “Campeón Oculto” en su informe de 2018.
¿Cómo despertar al “Campeón Oculto”?
El hidrógeno obviamente no es nuevo en Chile. Se ha utilizado durante décadas en aplicaciones industriales que van desde las refinerías de petróleo, la fabricación de vidrio plano, hasta la margarina hidrogenada.
El interés en hidrógeno verde se promueve desde Alemania, cuando GIZ (Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit), en nombre del Ministerio de Medio Ambiente alemán, inician un trabajo en conjunto con el Ministerio de Energía de Chile y CORFO (Corporación de Fomento y Producción), especialmente, en la minería que es tan relevante para este país.
El Comité Solar e Innovación Tecnológica de la CORFO comenzó a co-financiar dos proyectos de aplicación industrial del hidrógeno para vehículos mineros en 2017. El primer proyecto introduce la combustión dual de hidrógeno-Diésel en enormes camiones mineros CAEX de más de 300 toneladas. El segundo tiene como objetivo el uso de celdas de combustible en grandes vehículos de minería subterránea.
GIZ también fue fundamental organizando los primeros seminarios internacionales sobre hidrógeno en Chile que tuvieron lugar en mayo de 2017 y septiembre de 2018, llamando la atención de personeros claves en el gobierno, la industria y el mundo académico. El interés en el sector privado también comenzó a aparecer. Se necesita colaboración para ampliar la tecnología y así es como ENGIE (empresa eléctrica francesa) y ENEAX (importador chileno de amoniaco para explosivos mineros) están uniendo sus fuerzas para desarrollar el primer proyecto de amoniaco verde en Chile.
Definitivamente, un punto culmine en este proceso de despertar del campeón oculto fue la creación de la Asociación Chilena de Hidrógeno, H2 Chile, en enero de 2018. Su objetivo es acelerar la transición energética mediante la promoción de las tecnologías de hidrógeno y su uso como vector energético en aplicaciones industriales, comerciales, residenciales y de movilidad limpia. En los últimos dos años han aumentado los eventos relacionados a hidrógeno, como congresos, seminarios, aparición en prensa; artículos, reportajes y entrevistas en revistas, televisión, podcast, entre otros, lo que ha ayudado a difundir este tema entre el público chileno.
¿Cuál es el potencial de hidrógeno de Chile?
En su informe de junio de 2019 titulado “El futuro del hidrógeno”, la IEA (Agencia Internacional de Energía) atestiguó que Chile tiene las condiciones para producir hidrógeno a los costos más bajos del mundo (<1,60 USD/kg). Esto se debe a la extraordinaria radiación solar, especialmente en el desierto de Atacama, gracias a la fría corriente de Humboldt, la región que tiene una ausencia de nubes durante más de 300 días y noches al año, lo que la transforma también en una zona privilegiada para la observación astronómica mundial. Y el sur de Chile, incluyendo la ventosa Patagonia, que ofrece factores de planta fenomenales para los parques eólicos terrestres. La energía eléctrica renovable también puede ser producida usando la energía geotérmica. Chile pertenece al cinturón de fuego del Pacífico, pues posee una inmensa cantidad de volcanes, lo que indica la proximidad de la lava caliente a la superficie. Alrededor de 5.000 km de línea costera permiten que todo tipo de energía mareomotriz y undimotriz (potencial de 240 GW) pueda ser usado también. Además, existe un potencial considerable para el uso de biomasa y energía hídrica en las regiones central y sur.
¿Y cuánto Hidrógeno Verde puede ser producido en Chile?
Basándose en su potencial de energía renovable, Chile podría producir unas 200 Mton de hidrógeno verde por año. Esto sería alrededor del triple de la actual producción mundial de hidrógeno (negro y gris) que por año es de alrededor de 70 Mton. El valor de esta energía verde básica puede ser de varios cientos de miles de millones de dólares anuales. Esta nueva industria tiene el mismo orden de magnitud que el PIB actual de Chile. Es interesante notar que en 2017 el Washington Post denominó a Chile como “la Arabia Saudita de las Renovable” asimilando el potencial de energía renovable de Chile con las exportaciones de petróleo de Arabia Saudita.
¿Cuáles son las cifras comparativas entre renovables de Chile y crudo de Arabia Saudita?
Las exportaciones de petróleo crudo de Arabia Saudita son de 2.700 millones de barriles al año, equivalente a 16,5 EJ/año de energía térmica, lo que puede generar 5,5 EJ/año si se convierte en energía eléctrica. Basado en las cifras mencionadas anteriormente, el potencial solar en Chile en energía renovable asciende a 6,1 PWh/año, lo que equivaldría a 22,1 EJ/a almacenada como hidrógeno verde. A partir de este hidrógeno se podría generada con células de combustible 12,1 EJ/año de electricidad renovable. Esto es más del doble de la electricidad generada termoelectricamente que puede ser obtenida de las actuales exportaciones de petróleo crudo de Arabia Saudita. Como beneficio adicional, el hidrógeno verde de Chile no produciría ninguna emisión de gases de efecto invernadero, GEI.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
En 2019 hubo numerosas actividades relacionadas con el hidrógeno impulsadas por la COP25 que, originalmente estaba programada en Santiago de Chile. Hubo un notable número de seminarios donde se debatió sobre la estrategia del Hidrógeno, se organizaron sesiones de trabajo con la industria, la academia, el gobierno y la sociedad civil. Aunque la COP25 finalmente se realizó en Madrid, Chile logró organizar un novedoso evento paralelo sobre el hidrógeno, con amplia participación de especialistas mundiales moderado por el Director Ejecutivo de H2 Chile. Este año, una serie de seminarios y talleres se agrupan bajo la denominación Misión Cavendish, en honor al descubridor del hidrógeno electrolítico hace más de dos siglos, Henry Cavendish. El objetivo es reducir las brechas de conocimiento y fomentar el desarrollo de proyectos de hidrógeno. El Ministerio de Energía, con el apoyo de la GIZ, así como las organizaciones nacionales e internacionales, está trabajando en un marco normativo oficial para el mercado de hidrógeno. Lamentablemente, la situación sanitaria mundial, atrasará eventos como la Cumbre Internacional del Hidrógeno programada para junio del presente año.
Acciones
Chile puede desempeñar un papel importante para ayudar por ejemplo a Alemania a alcanzar sus objetivos de transición energética. La recientemente publicada Estrategia Alemana de Hidrógeno considera que se importe hidrógeno verde para acelerar la descarbonización de la economía. Chile tiene el potencial necesario para producir ese hidrógeno verde limpio y sostenible al menor costo a nivel mundial. Chile puede llegar a tener una enorme industria de energía limpia, para la cual se requiere urgentemente capital, tecnología, known-how y capital humano. Yendo un paso más allá agregando valor, también podría construirse en Chile nueva industria química sostenible para la exportación de amoníaco verde, fertilizantes sintéticos verdes, metanol verde, etc. Para realizar esto invitamos los modernos y visionarios Henry B. Slomans a venir a Chile y utilizar el proceso de síntesis de Haber- Bosch, esta vez con Hidrógeno Verde para generar el nuevo y sustentable “oro verde” de Chile.
Autores:
*Ingeniero Hans-Werner Kulenkampff, Presidente H2 Chile, Consultor Independiente.
** Dr. Ingeniero Erwin Plett, Presidente de la Comisión de Energía, Colegio de Ingenieros de Chile A.G, Low Carbon Chile SpA, Socio H2 Chile.
Fuente: HZwei Abril 2020